La Sociedad Sociedad Tucumana de Neurología nos habla sobre este día y brinda consejos para el cuidado del cerebro.

La Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) tomó la iniciativa de darle importancia a la salud del cerebro y concientizar a la sociedad sobre cómo prevenir las diversas enfermedades. Por eso estableció al 22 de Julio cómo día Mundial del Cerebro.

En este día también se realizan diversas campañas para brindar a la población la información necesaria y fehaciente sobre los síntomas, diagnóstico y el tratamiento de las diferentes patologías neurológicas.

El cerebro es el órgano del ser humano que más ha generado cambios en nuestro planeta. Es el encargado de generar las ideas que podrán o no, materializarse en los grandes avances tecnológicos y de la ciencia; es el que permite disfrutar de la música, la pintura, la poesía, la literatura, dándole el contenido sublime una vez que los estímulos han atravesado los órganos de la sensopercepción; y, fundamentalmente, el de darnos la posibilidad de experimentar la magnificencia de la empatía.

El cerebro es un órgano individual, pero su majestuosidad se desarrolla en lo colectivo. Durante esta pandemia hemos experimentado diversas muestras de solidaridad, de emociones intensas, de cambios y de formas de no sentirnos solas y solos. Por lo tanto cuidar el cerebro, significa cuidarnos como sujetos colectivos y cuidar, también, el planeta que nos permitió desarrollarnos como especie.

Un artículo del 2020, publicado en la revista The Lancet Neurology sostiene que los gobiernos deben realizar programas y políticas sanitarias que intenten prevenir, diagnosticar y tratar de forma oportuna a las enfermedades neurológicas, de las cuales el accidente cerebro vascular, las demencias, la epilepsia, la enfermedad de Parkinson, y el traumatismo craneal y espinal son las que con mayor frecuencia causan discapacidades severas y mayor mortalidad.

Cuidar a nuestro cerebro no solo debe ser una tarea individual tomando conductas que nos permitan prevenir las enfermedades neurológicas, cómo por ejemplo hacer ejercicio físico, evitar el tabaco, disminuir la ingesta de sal y de azúcares; sino que también es una tarea colectiva que nos interpela en dos niveles: uno como comunidad, a cuidarnos colectivamente estableciendo lazos de solidaridad y fortaleciendo los vínculos de afecto entre familiares y amigos, y otro político con la necesidad de implementar y desarrollar políticas de salud pública que permitan disminuir la incidencia, prevalencia y discapacidad generada por las enfermedades neurológicas.