Se presentó el libro “Un homenaje a Jesús Amenábar: semblanzas y recuerdos de un hombre que marcó nuestras vidas”, lo recaudado por su venta será destinado al Servicio de Cirugía del Hospital Centro de Salud que lleva su nombre.

En primer término quiero agradecer en mi nombre y en el de toda la familia, la presencia de todos ustedes en esta ocasión. En este auditorio se han congregado familiares; amigos; colegas; pacientes, en fin; gente que de una manera u otra quiere hacerse presente a la hora de homenajear a este SER fuera de serie, como lo fue Jesús.

La idea surgió de mi sobrino Horacio Baca Amenábar y su mamá, mi hermana María del Pilar, con la colaboración de la esposa de Jesús (María Emilia) y sus dos hijos Delfina y Alejandro.

A mí personalmente, me parece una obra entrañable por todo el amor y el esfuerzo que se puso en ella, por el significado que tiene para todos los que lo conocimos y para los que no, por la posibilidad que les brinda de entender, por qué llegó a ser un ser tan querido, por qué su muerte conmocionó a todo Tucumán, y por qué su recuerdo será absolutamente imperecedero.

Quiero agradecer profundamente el acompañamiento y las innumerables muestras de solidaridad y cariño en el momento más duro que a nuestra familia le tocó vivir. Agradezco a mi hermana Pilar y a su hijo Horacio por la idea, motivación y esfuerzo para concretar la edición de este libro, así como todos aquellos que colaboraron con sus entrañables relatos que reflejan el cariño y orgullo de quiénes compartimos nuestras vidas con Jesús.

Surgió el deseo entre los hermanos que yo les contará algo sobre nuestra relación de hermanos cirujanos, habida cuenta de las incontables horas que vivimos juntos en el quirófano, algunas tranquilamente disfrutadas, otras cargadas de estrés, incertidumbre y frustraciones…

Fuimos un equipo inseparable, no soló en quirófano, sino en congresos, en actividades académicas, preparación de concursos, manifestaciones gremiales, y encuentros con amigos comunes. Se entregaba a los pacientes sin limites de horario. Innumerables veces la secretaría del consultorio me decía a las 6 de la tarde, dice su hermano que atienda usted a sus pacientes, porque está operando en el hospital. Innumerables veces también tuvimos que postergar turnos del sanatorio porque él no se desocupaba del hospital…

La etapa de los autoconvocados fue donde Jesús mostró claramente su compromiso, temperamento, su vehemencia, su intransigencia, en una área no directamente relacionada con la cirugía, esto es algo inusual. Dentro y fuera de Argentina, un cirujano con 12 años de formación intensiva en los mejores centros, es una persona que dedica el 100% de su tiempo y de sus esfuerzos a la actividad para la que se preparó; eso es lógico y esperable… sin embargo Jesús abrazó la causa gremial con tanto ímpetu, énfasis y dedicación, que es difícil imaginar como encontraba tiempo para compartirlo con la actividad quirúrgica y docente…

En aras de protegerlo yo le reclamaba insistentemente para que moderara su reacciones y su enojo, a tal punto que después de mi retiro del hospital él prefería no contarme las novedades del hospital, para evitar mi perorata, tampoco tuvieron éxito mis consejos de restringir su concurrencia al hospital, como dice mi hermano Joaquín en el libro; si todo esto hubiera sucedido entonces, no estaríamos hablando de Jesús Amenábar….

Jesús era un apasionado de todo, con pasión ejerció la medicina, con pasión se dedicó a la música; a su familia y a sus amigos; con pasión se dedicó también a sus pacientes, con los que tenía una disponibilidad permanente, ese era un llamado que Jesús no podía dejar de atender.

Jesús murió en medio de esta tragedia que tanto nos afectó como seres humanos, perdimos a nuestros seres queridos, no pudimos acompañarlos, consolarlos, abrazarlos… no pude acompañar a mi hermano que me había acompañado toda la vida, no pude darle un último abrazo.

Dijo Habif en su texto, que la rotunda respuesta de tristeza colectiva que sucedió a la muerte de Jesús nos hizo ver que el fue la encarnación de esos liderazgos que tanta falta nos hacen a los tucumanos, un liderazgo de servicio, que tanto se necesita en estos tiempos difíciles. Esos líderes que entienden del liderazgo de servicio, como una manera de encarar la vida que está atada a la felicidad, y concluyo diciendo, Jesús era feliz siendo un servidor del otro en el mejor sentido del término. Y esto fue así, en la solidaridad y generosidad, Jesús encontraba la felicidad.

Desde que mi hijo Horacio tuvo la idea de hacer este libro, sentí una gran exigencia, teníamos que dar a la talla, y Jesús siempre nos puso el listón muy alto, lo que logramos hacer es un libro que está lleno de amor y de agradecimiento a mi hermano, un libro escrito por 74 personas que cuentan anécdotas, momentos, situaciones… que logran perfilar la maravillosa persona que fue mi hermano. Este libro es un pequeño homenaje, un pequeño homenaje a una gran persona y también es en algún punto, el último largo abrazo que no pude darle a mi queridísimo hermano.

Este libro significa mucho para nosotros y quería primero que nada agradecerles a todas las personas que lo hicieron posible. Trabajar en este proyecto durante un año fue lo que más nos ayudó a procesar todo el dolor que significó su muerte. Leer cada texto, reunirnos periódicamente con la familia para organizarlo y sentarse a escribir fue sanador. En el libro describí que cuando éramos chicos, mi papá siempre nos contaba una anécdota o historia a la hora de dormir, no importaba cuando cansado esté, nos hablaba de su vida y de sus experiencias, nos hacía reír con relatos graciosos que lo involucraban a él y a sus infinitos amigos. Siempre me impresionó eso, con la felicidad con la que recordaba su pasado, por eso las historias eran tan vívidas y resultaban tan interesantes, a veces narraciones sencillas muy pequeñas, pero su forma de contarlas transmitía una alegría auténtica.

Muchas de estas anécdotas tenían como protagonista a mi abuelo, a quién nunca conocimos, pero mi papá lo retrataba con lujo de detalles, y eso nos permitió tener una imagen muy clara de él… hoy en día me encantaría tener todas esas historias por escrito y poder consultarlas cuando yo quiera, y que esos recuerdos no mueran con las personas que lo conocieron.

Desde que mi papá murió he formado nuevos vínculos, y siempre pienso cuanto me hubiera gustado que estas personas que comienzan a ser importantes en mi vida, hubieran podido conocerlo; sé que no será la última vez que me pase, pero ahora tengo la sensación de que él está en ese libro y podré compartirlo con las personas que más quiero y más importante aún, cada vez que yo lo extrañe, volver a hojearlo y a recordar a mi papá de la misma forma que él recordaba su vida en sus anécdotas, con alegría….

Hoy estamos reunidos recibiendo esta reliquia, que es un libro gordo, pesado, enterito, lleno de cosas maravillosas que todos dicen de vos, y te estoy viendo sonriéndome; como mirándome de reojo esperando a ver qué digo; y yo totalmente invadida por el dolor y la tristeza que me causa tu ausencia física diaria, espero ser justa y recordarte como te mereces al decir… Era imposible separar en vos al médico del paciente, pues recorrías el hospital a diario cumpliendo a la perfección ambos roles. Sabes que te teníamos de referente para lo complejo de nuestra práctica médica, por tu merecida fama de estudioso, sumamente responsable y gran profesor que eras, confiábamos plenamente en tu sapiencia infinita para hacer el diagnóstico certero… aunque te tuvieras que atravesar el mundo para encontrarlo, pues te sobraban recursos para hacerlo, nadie tenía más contactos, referencias, fuentes valiosas que vos… pero sobretodo, nadie le ponía las ganas, el interés y el compromiso para lograrlo. Sabíamos de ese corazón lleno de humanidad y lo ponías al servicio de quién lo necesitaba.

Cada día que pasa sos más grande, tu gran obra no comenzó ni terminó en un quirófano, traspasó todos los muros y rincones y terminó admirándose en cada corazón…

En tu historia hay muchas curiosidad y una que te enaltece más aún, es que luchabas por otros, y no poder tener tus propios logros, aunque no muchos lo entendieron… todavía resuenan los ecos de tu ausencia física en quiénes ya no podrán tener tu soplo de esperanza, en tu familia que te espera cada día, en quiénes llegamos a conocer tanto, que hasta sabíamos de tus debilidades y flaquezas que se festejaban con vos… muchas cosas dejaste a tu alrededor y que te hacen inolvidable. Esas son las acciones justas y correctas, el respeto hacia el otro, el hecho de que se pueda aprender del iletrado y tantas otras, nos damos cuenta que dejaste una bandera en nuestras manos, para que sepamos enarbolarla para lograr alivio y justicia para quiénes lo reclaman. Querido Jesús también queremos expresar en voz alta lo que ya sabes que fuiste: Un ejemplo y te seguiremos queriendo siempre…

Si hay algo que siempre admiré, respeté e hizo que muchas veces en silencio soportaba muchos de los berrinches, cuando en asamblea se decidía lo que quizás no estaba de acuerdo y bien que lo decía, fue su frontalidad, tan honesta, con sus convicciones tan intactas hasta el final, esa honestidad intelectual y no solamente eso, sino fundamentalmente la sensibilidad porque decidió no ser indiferente.

Ustedes saben que soy concepción y asisto a muchísimas personas del interior de la provincia, ustedes no se imaginan lo que significa este liderazgo que trasciende a tanta gente que me decían, pero nosotros lo vemos ahí al Dr. Amenábar con qué necesidad se tiene que hacer mala sangre, porque por ahí hay una idea que sólo la necesidad económica mueve a algunos, qué equivocados en este caso. Era el pedido de justicia, de igualdad de oportunidades, de lo que tenía que ser y no naturalizar lo que no debía ser, lo que estaba incorrecto, hasta el final, hasta siempre y en una capacidad totalmente reconocible en él y en pocos; hacer lo que decimos, cuando decidíamos algo, lo hacía… quizás no necesitaba estar en la lucha de mucha gente, de ser la voz de muchos que no podían hablar, porque cuando hay dependencia económica es difícil.

Muchas gracias por el espacio a la querida familia Amenábar, gracias por la oportunidad y veo esta emotiva concurrencia multitudinaria a pesar de los momentos de pandemia…

Hoy estamos aquí para rendir un merecido homenaje al profesor doctor Jesús Amenábar, a ese médico cirujano conocido, que más de una vez lo veíamos caminar de prisa por los pasillos del hospital para llegar a tiempo al ateneo interhospitalario al que asistíamos para debatir diferentes conductas y para tratar fundamentalmente, lo que a él lo apasionaba, la cirugía. También haciéndose presente en el Colegio Médico, no puedo dejar de reconocerlo y de recordarlo como el editor de la revista científica del CMT.

Lo recordamos también por el médico respetado por sus pacientes, al escuchar comentarios en las salas de espera; al admirado por sus alumnos y por qué no, a nuestro compañero de lucha, con quién estábamos codo a codo en la calle, y él al frente para defender nuestros derechos y para defender el verdadero valor de lo que significa el trabajo de los que representamos el personal de la salud. Miren si no tenemos para hacerle homenaje, y pasarán los años, conoceremos muchas generaciones de médicos, pero nosotros seguiremos teniendo la imagen de ese médico de temperamento fuerte que no tenía ningún problema de levantar su voz, que tenía firme sus convicciones y que le dio el sello de auténtico.

Felicito a la familia Amenábar, a los ideólogos de este maravilloso homenaje, me emociono al abrir las tapas de este libro, porque realmente considero que la mejor manera de rendir un homenaje es perpetuando su nombre.  Y qué mejor para los que los conocimos y para las nuevas generaciones de profesionales, que al hojear esas páginas y al leer esos sentidos testimonios, van a saber verdaderamente quién fue y qué hizo. De parte nuestra, muchas gracias Jesús, hasta siempre, te llevaremos en nuestros corazones.

Primero muchas gracias a todos por estar acá… mi experiencia con el libro comenzó un poco a los tropezones, al principio no dimensionaba para nada donde nos estábamos metiendo, el esfuerzo que implica hacer un libro y demás, en este caso era un esfuerzo emocional extra. En las editoriales siempre hay grupos especializados que se encargan de esto, acá estaban la Pilar y Horacio y nosotros por detrás tratando de seguirle el ritmo, y no saben lo difícil que fue eso, sin la dirección de ellos no hubiera sido posible.

Después me pasó cuando cerrábamos el libro para enviarlo a imprenta, que no quería que se termine, lo pensaba para mis adentros, ojalá que se demore, que tengan mucho trabajo, que pase al otro año… mirándolo en perspectiva, esto simbolizaba el cierre de una etapa muy dolorosa y que gran parte el libro había aliviado por completo.

Cuando pienso en la pandemia, lo más terrible no es sólo que se llevó a mi papá, sino pienso en la crueldad de la soledad en momentos tan difíciles, y que nos quitó a todos la posibilidad de despedirnos como merecíamos… no poder acompañar y consolar, abrazarnos y estar reunidos, no tiene nombre que te quiten esa posibilidad. Otra cosa que quiero destacar, es lo importante que estemos hoy acá, que nos convoca y nos permite reunirnos y honrar la amistad, que era uno de los valores primordiales en la vida de mi papá y son las cosas que la pandemia nos quitó.

Estoy muy orgullosa de haber logrado esto, de darle batalla a la tristeza… de habernos conectado nuevamente con la realidad, con el deseo que implica terminar un proyecto y de haber quedado tan lindo a partir de algo tan doloroso. Espero de corazón que disfruten el libro y son historias del paso de Jesús por nuestras vida para honrarlo, inmortalizarlo y para que algún día su ausencia duela menos…

Siento que con Jesús nos elegimos muchas veces con libertad y con mucho amor, que construimos juntos y con mucho esfuerzo un refugio, que es nuestro hogar… Hoy no puedo no imaginarlo diciendo que todo iba a salir bien, cuando estábamos todos nerviosos (previo al evento) y que no nos preocupemos por nada, porque si se trata de reuniones de amigos, lo único importante es el momento compartido.

También me lo imagino… recibiendo este homenaje con la cabeza agachada, con la actitud de que no me queda otra, convencido de que no lo merece, porque bueno como todos dijeron aquí, si hay algo que lo movió a Jesús fue el deber ser y no la espera de ningún reconocimiento.

Nunca dejó de sorprenderme su falta de conformismo, su no acostumbrarse a esa frase que muchas veces repetimos sin darnos cuenta “las cosas son como son”, “qué se va a hacer”… el sabía fehacientemente que no le alcanzaría la vida para ver cambio en la sociedad y sin embargo él no se acostumbraba, ni conformaba…

Primero quiero agradecer a todo el personal del Hospital Centro de Salud que lo atendieron durante la internación, a los que se arriesgaron en esos momentos de tanta incertidumbre, desde la limpieza hasta las autoridades del Hospital, por supuesto a Beatriz. También al Colegio Médico que fueron los primeros en homenajear y reconocer la trayectoria de Jesús en el campo de la medicina. A todos los que nos sostuvieron en este tiempo con mensajes y compañía. A Pilar y Horacio que tuvieron la utópica idea de hacer este libro, cuyo proceso fue terapéutico para todos, que quedó hermoso, por obsesiones de ellos, por cada uno de los detalles. A los que escribieron en el libro, pero también a todos los que no pudieron hacerlo, porque también escribieron con nosotros… A Jesús, porque en cada cosa que teníamos que hacer, había alguien que nos devolvía lo que él había sembrado, alguien que no conocíamos, pero sin embargo nos facilitaba nada más, porque lo había conocido a él.

Deseo de todo corazón que este encuentro y este libro les sirva a ustedes, como nos ha servido a toda la familia, para aliviar un poco y transformar el dolor en sonrisa y alegría que nos regalaron los que escribieron… aunque lloren mientras lo leen, la sensación final es de paz y alegría, porque vivimos cerca de alguien tan fuera de lo común.

No quisiera que nos fuéramos con la sensación que nos deja el final de una película triste, esta no puede ser una película triste, o en todo caso una que querríamos ver muchas veces, porque Jesús Amenábar tocó la vida de muchas personas con diferente intensidad, pero en todas dejó un recuerdo significativo por eso nos duele tanto, porque nunca pasó inadvertido…

Sobre el Libro

La publicación trata de una recopilación de recuerdos, anécdotas y semblanzas escritas por personas allegadas al reconocido profesional de la salud, cirujano y profesor que pereció al Covid-19 el 12 de Septiembre del 2020.

GALERÍA DE FOTOS DEL ACTO HOMENAJE

Mira el acto presentación del libro en este link: